La vida humana no se realiza por sí misma. Nuestra vida es una cuestión abierta, un proyecto aún incompleto, que es preciso cumplir y realizar. La pregunta fundamental de cada hombre es: ¿cómo se realiza este llegar a ser hombre? ¿Cómo se aprende el arte de vivir? ¿Cuál es el camino a la felicidad? Evangelizar quiere decir mostrar ese camino, enseñar el arte de vivir. Jesús dice al inicio de su vida pública: he venido para evangelizar a los pobres (Cf. Lc 4,18). Esto significa: yo tengo la respuesta a vuestra pregunta fundamental; yo os muestro el camino de la vida, el camino que lleva a la felicidad; más aún: yo soy ese camino.
Leer más »Dinámicas de grupo para evangelizar
La Catequesis es el proceso por el cual podemos cultivar nuestra fe cristiana , por eso, en el documento eclesial "Catechesi Tradendae" la define como": La educación ordenada y progresiva de la fe en la persona de Jesucristo” , los instrumentos por los cuales anuncia a Cristo son muchos: La Palabra, el testimonio, los cantos, las dinámicas, etc. que unidos y enlazados hacen que el mensaje de salvación pueda llegar fácilmente al catequizando. El libro esta dirigido a catequistas, agentes pastorales y animadores que están abocados al trabajo de evangelización, quedando con ellos nuestra promesa de seguir investigando y mejorando este trabajo para ayudar al cumplimiento de nuestra misión.
Leer más »Id y evangelizad a los bautizados
En el principio de la vida de la Iglesia se bautizaba solo a los convertidos. La tarea es al contrario: convertir a los bautizados. En los primeros años de la era cristiana, la Iglesia se volvió misionera y proclamaba la Buena Nueva de salvación en todo el mundo conocido. Mas, hoy día, es la Iglesia misma la que debe ser misionada y evangelizada desde el interior. La Iglesia no es principalmente la barca que pesca hombres en el lago del mundo, sino el lago mismo donde Jesús lanza sus redes para pescar a los que no creen.
Leer más »La transmisión de la fe según Joseph Ratzinger
En su Introducción al cristianismo, el famoso profesor Ratzinger abordaba el problema de la fe en el mundo de hoy, en una revolucionada Tubinga. Corría entonces el emblemático año de 1968, año de las revueltas estudiantiles en el mundo libre. Se encontraba entonces en un contexto polémico y escéptico, que hoy casi resulta pura arqueología. Las tres emes –Mao, Marx, Marcuse– se agolpaban ahora contra los ya algo enmohecidos nombres de Nietzsche y Heidegger.
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